En medio de la euforia que desataron los partidos de Argentina, un dato no pasó desapercibido cuando la ciudad se tiñó de celeste y blanco: el intendente Maximiliano Frontera hizo estampar su apellido en las camisetas y las repartió para que los villamercedinos alentaran a la Selección.
“Frontera intendente”, dice en la espalda la casaca con la que el intendente aprovechó para hacer política y propaganda de su gestión. Desde que comenzó el Mundial, la Plaza San Martín y el Palacio de los Deportes fueron escenarios de reunión para ver los partidos, y se montó una pantalla gigante. Allí se lució la propaganda de Frontera en la espalada.
Sobre el alquiler de la pantalla tampoco hay datos oficiales. El Chorrillero indagó a los funcionarios, pero esquivaron las preguntas. No se conoce oficialmente el llamado a licitación para la contratación del servicio.
Cuando el jefe de Contrataciones de la Municipalidad, Jonathan Echegaray le atendió el teléfono a este medio fue tajante: “Pase una nota por mesa de entrada solicitando la información y se le responderá, como a cualquier ciudadano”. También fue consultado el secretario de Hacienda, Nicolás González Ferro.
Esta semana el concejal Andrés Forgione, a través de un proyecto de comunicación, pidió información sobre cuánto dinero se gastó para la compra de la indumentaria que además se repartió entre los empleados municipales y de Obras Sanitarias. También la cantidad, la empresa que las hizo y la forma de contratación.
“Esto contribuye una práctica política proselitista porque se está utilizando el Estado apropiándose de los recursos materiales y simbólicos para sacar rédito político”, sostiene Forgione en el proyecto.
Consideró que el desenvolvimiento del Estado “por medio de sus instituciones y a través de sus funcionarios debe ser neutro y apartidario”. Y además agregó el artículo 42 de la Ley nacional de ética pública Nº 25.188: “La publicidad de los actos, programas, obras, servicios y campañas de los órganos públicos deberá tener carácter educativo, informativo o de orientación social, no pudiendo constar en ella nombres, símbolos o imágenes que supongan promoción personal de las autoridades o funcionarios públicos”.
La negativa de responder sobre los actos que involucran dinero público, se mezcla con la alegría que desata el equipo de Lionel Scaloni.