Carlos González D´Alessandro, para quienes aún no lo conocen, es oriundo de La Matanza, Provincia de Buenos Aires. Allí comenzó su carrera política bajo la intendencia del dirigente ultra kirchnerista Fernando Espinoza. En ese municipio ocupó distintos cargos: Asesor de la Secretaría de Medio Ambiente, Secretario de Turismo, Cultura y Deporte, y luego Jefe de Prensa y Comunicación Institucional. Su salida no fue prolija: un exfuncionario matancero asegura que, tras “algunos conflictos de intereses de índole monetaria”, D´Alessandro borró una base de datos clave para ocultar movimientos internos. Ese fue el final de su paso por la gestión bonaerense.
Tiempo después recaló en San Luis, más precisamente en Juana Koslay, donde fue Secretario de Gobierno en la primera gestión de Jorge “Toti” Videla. Allí también terminó eyectado, “sin razones”, según él mismo argumentaba. En paralelo, dirigía un gremio de informáticos, tejía vínculos con el sindicalista gastronómico Claudio Álvarez y comenzaba a armar el partido 3P. Durante ese tiempo publicó un libro sobre gestión sustentable, que contó nada menos que con un prólogo de Alberto Rodríguez Saá, con quien sellaría un vínculo político e ideológico.
Ese puente lo llevó a integrarse al peronismo puntano: fue candidato a senador provincial en el sublema “Elegí creer”, que llevaba como candidato a gobernador a Jorge “Gato” Fernández. Sin embargo, el salto más llamativo ocurrió poco después: en cuestión de meses pasó del kirchnerismo local a disfrazarse de “león” libertario, aprovechando el arrastre de Javier Milei. Junto a Bartolo Abdala se apropió de la representación de La Libertad Avanza en San Luis y ambos fueron electos, colgados de la boleta presidencial de Milei.
Ya en el Congreso, D´Alessandro consolidó su poder dentro del espacio, aunque siempre respondiendo a los intereses de Alberto Rodríguez Saá, quien le brindó apoyo mediático y estructura territorial. De hecho, su campaña provincial estuvo dirigida por Miguel Fernández, histórico operador comunicacional del exgobernador.
En esas listas repitió una de las prácticas más cuestionadas de los Rodríguez Saá: ubicar a familiares en lugares expectantes. Colocó a su propio hijo en el tercer lugar, con la intención de dejarle el camino allanado si él lograba proyectarse nuevamente como candidato a diputado nacional, algo que intentó hasta el cierre de listas del 17 de agosto. Así, convirtió a La Libertad Avanza puntana en una auténtica pyme familiar, muy lejos de las banderas “anticasta” que dice representar.
Pero como reza el título: la suerte y la mentira no duran para siempre. Hoy el espacio libertario fue intervenido, y D´Alessandro quedó desplazado de la estructura que conducen Javier y Karina Milei. La incógnita ahora es si cumplirá su mandato como diputado nacional o si dejará la banca para que asuma su viejo socio, Claudio Álvarez.