EL NARCO SINDICALISTA QUE QUERÍA “CONSTRUIR” UN IMPERIO VENDIENDO COCAÍNA EN SAN LUIS

Juan Carlos Insúa usó sus contactos políticos y disfrazó su rol de gremialista para llevar adelante sus actividades narcocriminales hace varios años en la provincia. Es el cabecilla de una banda que le compraba la sustancia a un cártel peruano. La instaló en Villa Mercedes.

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La historia de los narcos que habían instalado el comercio de las drogas hace años en San Luis se sigue desentramando. Juan Carlos Insúa ahora está acusado del delito de tráfico ilícito de sustancias estupefacientes en la modalidad de comercialización agravada por haber intervenido en los hechos tres o más personas. Nació en Buenos Aires y tiene 55 años. Esta semana será llamado a declarar por el juez Juan Carlos Nacul.

Es el líder de una organización narcocriminal. Se aprovechó de los contactos políticos para introducir la droga de manera terrestre a San Luis, y su rol de gremialista fue el modo para disfrazar su conducta delictiva.

Es militante peronista. Pertenece al Sindicato Obrero de Frigoríficos Empleado de Carne y Afines (SOFECA) y a la Federación de Trabajadoras y Trabajadoras Agrarios (FeTARA). Propuso crear la delegación San Luis del sindicato de la carne, y el 31 de enero de 2023 fue nombrado como delegado normalizador. Nunca trabajó en los rubros cuyos sindicatos integró en cargos jerárquicos. Desde el 2010 entró directamente a los sindicatos asesorando en el área de salud.

Como ”Director visual Farma & Salud”, se presenta en su perfil de Facebook donde se lo puede ver arriba de una moto, estilo chopera, junto a su familia, y de Florencio Randazzo cuando fue candidato el Frente Justicialista Cumplir en las elecciones legislativas de 2017.

Juan Carlos Insúa.

Además participó de la campaña que lo llevó a la presidencia a Alberto Fernández (2019), como representante del Sindicato Unidos Portuarios Argentinos (SUPA) de Corrientes, y también miembro del gremio de Patrones Portuarios.

Los investigadores tienen la evidencia necesaria para asegurar que él le compraba la droga a un cártel peruano en Buenos Aires, que se la daban en consignación, y que después la llevaba a San Luis (Villa de Merlo) donde hacía la distribución. Cuando recaudaba el dinero de la venta, regresaba con importantes sumas de dinero, para adquirir de nuevo el narcótico y seguir haciendo rodar la rueda. Su socio se llama Héctor Raúl Ramayo.

El principal cliente estaba en Villa Mercedes, Diego “El Gaucho” Funes, el cabecilla de una “clan familiar” que comercializaba droga en un ritmo alto. A él, Insúa le vendía entre 5 y 6 kilos de cocaína semanalmente.

Juan Carlos Insúa en un viaje a Miami. Los videos surgieron de la investigación que lo tiene preso.

A Insúa lo detuvieron en La Punilla, el 18 de junio de 2024 cuando intentaba entrar un ladrillo de cocaína, de más de un kilo, en su camioneta. Cuando abrieron su teléfono celular descubrieron que no era un simple transportador, ni tampoco un detenido cualquiera. Desde ese momento la Fiscalía Federal de Villa Mercedes a cargo de Danilo Miocevic, en conjunto con el trabajo de la Procunar, encabezada por Diego Iglesias, y la auxiliar fiscal Florencia Compaired iniciaron una investigación (que duró seis meses) sin antecedentes en la provincia.

En octubre del mismo año el abogado Roberto Castillo, que es pareja de la actriz Cintia Fernández, llegó a San Luis para interiorizarse de la causa y entrevistarse con él porque había asumido la defensa.

Juan Carlos Insúa junto al ex presidente Alberto Fernández.

Además de sus viajes a Miami. En sus dispositivos encontraron videos que lo muestran tomando cerveza, arriba de una lancha, y bailando cumbia junto a su esposa que es señalada en la organización como una de las dos testaferros que tenía.

Insúa en Villa Mercedes

Como delegado normalizador del sindicato de la carne, Insúa firmó un contrato en carácter de locador de un predio ubicado a las afueras de la ciudad: el camping de FETARA, sobre la ruta 8.

Ese lugar fue utilizado sistemáticamente por Insúa y Ramayo para resguardar el material estupefaciente y entregarlo al mayor cliente, Funes, de quien decían que tenía el "campo de la merca" (su quinta).

En Villa Mercedes, además, Insúa tenía a un gestor con buena posición en el Partido Justicialista, se llama Sergio “Checho” Alcaraz, y fue candidato a viceintendente en 2023 por un sublema en la lista Celeste y Blanca por el Frente por la Justicia Social del Partido Justicialista.

En una llamada, Alcaraz le transmitió que Funes le mandaba a decir que le avisara si necesitaba algo. Pero le respondió que tenía el dato que él lo había delatado: “Ah, bueno, cualquier cosa te aviso. Cuando vengas de visita vos. Porque a mí me dijeron que el que me mandó al frente fue él, viste”.

En otra oportunidad, también desde la cárcel, le pidió que vendiera un campo que tenía en Villa de la Quebrada, y le recomendó que utilizara los contactos que tenía con la intendenta.

Para la Fiscalía, Alcaraz intervino en la regularización de vehículos, la gestión de inmuebles utilizados como centros operativos, y el manejo físico del dinero producto de la recaudación. No está detenido pero iba a ser llamado para declarar.

“En otra galaxia” y “nuestro propio imperio”

La evidencia es abultada. Entre ellas hay conversaciones, audios y fotos donde planificaban su expansión. Proyectaban otros horizontes, en Argentina (ya habían mantenido contactos con gente en Córdoba y Mendoza), y también tenían conversaciones para llevarla a España.

“En tres o cuatro meses estamos en otra galaxia, amigo”, le promete Insúa a Ramayo.

Cuando Insúa fue detenido en La Punilla, junto a una revendedora de Merlo.

“Esto es como una empresa, estamos construyendo nuestro imperio”, le dice al socio, y le recomienda que “siempre” tienen que estar de acuerdo: “No paramos de mejorar, pero podemos mejorar más rápido”.

Para ellos la asociación con Funes significaba una oportunidad para que el negocio creciera, al menos, más rápidamente.

Al menos en el tiempo que fueron seguidos se calcula que tuvieron una ganancia que llegó a los $140 millones mensuales.

“Con este gauchómetro vamos a hacer historia, se nos van a abrir otras puertas… estamos armando… tenemos que seguir armando. Hoy de nuevo, este Gaucho tiene ritmo alto. Está desesperado porque me esperaba ayer, y ya me está diciendo que el lunes quiere… tiene un ritmo bárbaro”, hablaban para referirse a la demanda que tenía Funes.