EL PLAN DESESTABILIZADOR DE ALBERTO RODRÍGUEZ SAÁ

Lo urdió y lo ejecuta desde el mismo 11-J mientras masticaba en soledad la noticia que lo desalojaba para siempre del poder. En medio de la mayor desconsideración social maquina movimientos para paralizar y hacer fracasar a Poggi. La Provincia fundida, la mayoría legislativa obstruccionista y el torpedeo desde El Diario.

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Por Daniel Miranda

Un experimentado cronista devenido en político frente a las ideas transgresoras y/o estrafalarias que producía desde las sombras en tiempos que su hermano mayor gobernaba, cuando sus interlocutores ensayaban interpretarlas o comprenderlas, solía decir: “Los caminos de Alberto son insondables”. Era su manera de definirlo como “un adelantado”.

Ahora está a la intemperie del poder y no es ni sofisticado ni sutil. Cada paso que da envuelto en la densa nube de los puros que devora en su nuevo cuartel desnuda la naturaleza de caudillo de feudo, en lugar de un estadista de la modernidad que invoca. Venganza y resentimiento destila de no ser ya el todo poderoso que se autorepresentaba faraón.

Sobre los escombros de las ruinas que dejó alimenta la desestabilización. Es indisimulablemente evidente que el déficit crónico fue potenciado con la trampa que significó el combo de medidas para provocar definitivamente el desfinanciamiento, postrar a la Provincia y acorralar a Poggi para dejarlo sin chances, sin salida.

La primera mala noticia para Alberto y sus vasallos es que este Poggi no está atado a un contrato con algún político. La segunda es que lo subestimó apostando a que no iba a barrer la mugre de los vericuetos de la burocracia.

Juró y asumió el costo con la más impopular de las medidas al hacer el inédito pago en cuotas de salarios como la acción más efectiva para desactivar la bomba de tiempo. La tomó él, sin anestesia, pero el responsable tiene nombre: Alberto Rodríguez Saá.

La victoria de Poggi es algo que nunca le perdonará.

Indigna y mezquina es la conducta del gobernador mandato cumplido.

Llegamos al primer mes de Gobierno con Alberto haciendo gala de una capacidad de daño.

Probablemente en forma aislada nada meritúe como desestabilizador, pero en la secuencia sí.

| La Provincia fundida. En los últimos cuatro años gobernó con déficit fogoneado a todo vapor con gasto improductivo. Financió el gasto político y superfluo, en definitiva el despilfarro, con la plata proveniente de la deuda Nación-Provincia hasta liquidarlas de la manera más deshonrosa.

Ingnominia. Con su lucidez habitual el periodista Nino Romero en un comentario editorial en San Luis+ (ex Canal 13), sintetizó en una palabra lo ocurrido en el pueblo Ranquel.

Mientras tanto la salud, la seguridad y la educación fueron deliberadamente descuidadas y el hambre arrebatándole hasta el presente cada día a más ciudadanos.

Fue una burla que en los últimos seis meses gatillara compulsivamente aumentos a los mismos estatales que tuvo con salarios corriendo detrás de la inflación, el impuesto de los pobres que reinstaló el kirchnerismo con su colaboración. A esos mismos empleados los enfrentó siempre con los trabajadores desocupados del Plan.

A los beneficiarios del PIS los multiplicó para convertirlos en un ejército de hombres y mujeres rehenes que finalmente se liberaron de sus designios. Los hambreó durante años, los estafó con un “contrato” y para exculparse cuando se iba les multiplicó el ingreso a costa de las arcas públicas que por el ducto del pillaje estaban secas.

En definitiva, nunca le importó el bienestar de la clase trabajadora.

Pases a planta permanente de decenas de funcionarios y militantes rentados, licitaciones sospechadas, compras para autobeneficiarse…, fueron prácticas sistemáticas

La sociedad asqueada observa por estos días cómo se ventila el saqueo.

Hace 29 días que Poggi está en el Gobierno con un Estado totalmente desarticulado, gravemente herido por los problemas de corrupción. Y con un déficit fiscal de $125.120 millones, que es algo estremecedor. Es la prueba más acabada de la dilapidación que hubo durante el interregno de abundancia fiscal.

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| La mayoría legislativa asegurada el 11-J fue otro incentivo de Rodríguez Saá para montarse en el plan de vaciamiento y ahora de obstruccionismo total.

Como oposición demostró desde el inicio que no le preocupa que le endilguen que no posee apego republicano porque se anotó en la línea sucesoria. Lo hizo en el Senado.

Los primeros trancos muestran a los diputados y senadores como bloques con una conducta proclive a entorpecer todo.

Esta mayoría legislativa parece tener como único propósito impedir que el Gobierno salga adelante. Se está congraciando con su jefe.

No quisieron aprobar el empréstito.

Dentro de los bloques están los núcleos duros que presionan a sus pares bajo la consigna de que “el fracaso del cordobés hará posible el regreso del peronismo (en rigor de Alberto)”.

A los diputados y senadores de Unión por la Patria se les hace cada vez más cuesta arriba no escuchar a sus intendentes y el reclamo popular en el interior.

La gente de asociarlos directamente o indirectamente al latrocinio del Gobierno de Alberto ha empezado a impacientarse para responsabilizarlos por el silencio que guardan.

La nueva oposición, hasta recién oficialismo, no podría emitir palabra, pero lo hace. Saca provecho.

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Aparecieron ATE y el defensor del Pueblo como satélites funcionales en la trama.

Abanderados del “yo no ví” nada hasta antes del 10 de diciembre.

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El mayor escándalo que está tomando cuerpo es la indiferencia de ministerio público.

Tanta indolencia conducirá a la impunidad.

“No tengo el conocimiento con el que cuenta el funcionario que hoy ocupa el lugar (de un ministerio o secretaría), todo lo que sé es por la información que se publica en los medios, sería un tanto irresponsable concretar una denuncia sólo por eso porque quien tiene el privilegio es el que acaba de entrar en el órgano, el que mirando y revisando los documentos y los papeles puede decir que pasa una situación. En mi caso no tengo la capacidad, herramientas ni cómo ver las ejecuciones presupuestarias, los trámites administrativos y expedientes digitales”, respondió hace unos días el procurador General, Luis “Lucho” Martínez a un cronista de El Chorrillero que lo abordó para saber cómo se prepara frente a las denuncias a funcionarios salientes.

Ministros del Gobierno y el fiscal de Estado desfilan por Tribunales con la documentación a ratificar las demandas.

Martínez, ejemplo de funcionario judicial militante del albertismo si los hay, a esta altura está en aprietos.

Con la mayoría de los funcionarios incluidos en las acciones penales tiene trato de amistad y relación estrecha, incluido el ex ministro de Obras Públicas e Infraestructura, Alberto Rodríguez Saá.

Casi todos los fiscales fueron designados por el gobernador (MC) y el “lonko” hijo.

El momento urge celeridad de la Justicia que también está siendo escrutada.

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Rodríguez Saá tomó el comando de El Diario de la República para convertirse en editor, aunque su humor trasluce que no disfruta del ejercicio del oficio como en otras épocas cuando despuntaba como editorialista o columnista.

Sustituyó a las directoras general y periodística para asumir la autodefensa de su segundo ciclo.

El Diario pinta caos y desorden para erosionar al nuevo Gobierno.

Propicia que Poggi concentre tiempo y energías en sostener la gobernabilidad y deje de lado los censos (auditorías) para investigar la corrupción y no arranque.

Predispone a los empleados públicos en contra del gobernador como si el desdoblamiento no fuera una consecuencia de la plaga de su Gobierno. Un Fernando Gatica súpermotivado y el defensor del Pueblo son puntas de lanza.

La pulsión de enfrentar a distintos actores de la sociedad con el Gobierno se verifica en titulares que reflejan la pobre afluencia turística como si el fracaso fuera patrimonio exclusivo de San Luis. El lamento del sector atraviesa a la Argentina y en todo caso cabría indagar que se hizo antes del traspaso de mando para proyectar el éxito.

Torpedea desde la trinchera de El Diario y propaga también desde La Opinión y Lafinur FM. El conglomerado que funciona bajo el paraguas del Grupo Payné fue fondeado solo en 2023 con $614 millones. La última transferencia por $126 millones fue el 29 de noviembre. Cuenta con satélites mediáticos alineados con su relato.

Produce contenidos que en su mayoría no pasan de la web y el papel a las redes. En sus propios medios la audiencia sanluiseña le transmite el hartazgo y el rechazo que despierta su figura y colaboradores directos. Lo castiga. No lo perdona.

Tres posteos criticando el aterrizaje de la Gendarmería, la elección del elefante blanco (el Set de Cine) como cuartel y el fiasco del turismo, fueron un boomerang para Rodríguez Saá. Los usuarios casi unánimemente se pusieron del lado de Poggi y lo aplaudieron. Hay publicaciones donde no hay un comentario que empatice con el propietario de El Diario.

Es cierto que son muestras, pero también son indicadores.

Las expresiones o voces de defensa de la construcción albertista son a cuentagotas y no se reconocen espontáneas.

Poggi no parece por ahora disponer de tiempo más que para dedicarse a gobernar antes que enredarse con su predecesor.

Una mayoría social tiene claro la raíz del desquicio. Critica la medida, pero también la comprende.

Hay una faena subterránea y sobre la superficie del hambre desestabilizante.

Amenaza con violentar la voluntad de la mayoría.