UN “CAMPO DE MERCA”, UN CENTRO DE OPERACIONES, CONTROL TERRITORIAL Y EL LÍDER DE UN “CLAN FAMILIAR” AFICIONADO A LOS CABALLOS

Lo llaman “El Gaucho” o “El Negro”. Está en la cárcel por integrar una organización criminal que vendía cocaína en Villa Mercedes desde, por lo menos, mayo de 2021 hasta la fecha, con un fuerte carácter territorial en los barrios Eva Perón I y II. Tiene relación estrecha con otra banda que introducía el estupefaciente desde Buenos Aires, y que tiene como cabecilla a un sindicalista de la carne. Antes que termine la semana se conocerá si es procesado con prisión preventiva.

WhatsApp-Image-2025-06-04-at-8

Es el dueño de la quinta “Las Palmeras” que está a las afueras de la ciudad, cerca de los barrios donde la venta de droga se había instalado con fuerza hace varios años. Algunos lo describieron como el “campo de la merca” porque era el punto de la distribución de cocaína.

La propiedad (está al lado del hipódromo) es de Diego “El Gaucho” Funes, donde tiene unos 30 caballos, objetos muy costosos ligados a ese rubro, dos piletas, y donde la Policía secuestró camionetas 4×4 (0KM) y cinco motocicletas sin usar, sin patentes. Además de dos monopatines, bicicletas y un cuatriciclo.

Los investigadores ya sabían cómo había crecido su poder adquisitivo, y también que ahí, así como llegaba, la droga volaba a los revendedores. Era el centro de las operaciones. En ese lugar vivía una mujer con las que tiene relación de parentesco. Él residía en otra vivienda, concretamente sobre calle Montevideo, donde Gendarmería Nacional y la Policía de San Luis hallaron otras dos camionetas nuevas.

Lo señalan como el líder un clan familiar, porque el negocio lo sostenía con su esposa, su suegra (ocupaba la segunda línea de la organización), su cuñada, su hermano, y las respectivas parejas de cada uno, según la información a la que accedió El Chorrillero.

El "clan familiar" detenido, y los vehículos que incautaron en la quinta de Funes.

De la investigación surge que “El Gaucho” recibía el estupefaciente de Juan Carlos Insúa, un sindicalista de la carne que se la compraba a un cartel peruano y la ingresaba de manera terrestre. Dominaba el negocio en dos puntas: Buenos Aires y la Villa de Merlo. Insúa tenía el control de un campo vecino al de Funes.

 

"El Gaucho" tenía concentrada la mayoría de sus actividades en los barrios Eva Perón I y II. Es donde tenía puntos de venta. Los vecindarios están cerca de las rutas 8 y 7, una ventaja para la recepción de la droga desde Buenos Aires y de Río Cuarto. Además, están rodeados de descampados, con pocos accesos vehiculares: una característica que posiblemente les sirvió para advertir el ingreso de “extraños” o de las fuerzas de seguridad y no ser tomados de sorpresa.

Héctor “El Oso” Fría era uno de los revendedores más importantes, y éste lideraba un grupo entre los que estaban los hermanos Briza y Maximiliano Porras. Los tres fueron detenidos. El primero tenía un kiosco En barrio Eva Perón II, y los otros hacían trabajar otro al lado de la escuela del barrio Eva Perón I.

Fotos de los allanamientos donde cayeron Frías y los hermanos Porras.

Entre el 22 de marzo de 2024 y el 15 de febrero de 2025 Frías le transfirió casi sesenta millones de pesos ($58.199.037) por Mercado Pago, a la mujer de Funes, porque ella administraba el dinero.

El fuerte carácter territorial que había logrado la banda de Funes les permitió generar un aceitado sistema de protección. Es decir que ante cualquier movimiento policial o judicial, comenzaban a recibir mensajes de personas (posiblemente vecinos) avisándoles. Había un gran conocimiento de las actividades delictivas que se desplegaban.

Cuando se hicieron los allanamientos la madrugada del pasado 21 de mayo, dos personas intentaron fugarse porque ya les habían advertido que tenían a la Policía encima. Los redujeron en la calle. Eso ejemplifica la teoría anterior que consta en la causa.

La droga que le compraban a Funes los revendedores.

Los elementos de prueba señalan que mantuvo el control total del funcionamiento de la organización, en todo momento. Es más, monopolizó la comunicación con otras bandas. Tenía el contacto directo. Habría negociado inclusive con otras posibles líneas para abastecerse. Decidía cuándo activar o frenar las ventas.

Tenía un testaferro, y por ejemplo a nombre de él ponía las camionetas de últimos modelos que compraba. También propiedades. Adquiría de manera constante dólares.

Se le atribuye, junto a los otros 8 detenidos, la comercialización de estupefacientes, por lo menos desde mayo de 2021 hasta la actualidad, mediante la instalación de diversas bocas de expendio en los barrios Eva Perón I y II, como también de abastecer a revendedores independientes de la ciudad.

Ante la Justicia deberá responder en calidad de organizador del delito de tráfico ilícito de sustancias estupefacientes en la modalidad de comercialización agravada por haber intervenido en los hechos tres o más personas organizadas para cometerlos (artículo 7 de la ley 23.737, en relación los artículos 5, inciso ‘c’, y 11, inciso ‘c’ de la ley 23.737).

Las motocicletas que incautaron en la quinta de Funes, donde vivía un mujer de su familia.

Las otras dos camionetas que tenía Funes, en otra de sus casas.

 

por Catalina Ysaguirre